sábado, 6 de abril de 2019

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?


El libro de “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” de Philip K. Dick me pareció bastante divertido de leer. La trama es bastante completa, hay momentos donde me quedé muy clavado leyendo y, aunque las lecturas semanales contemplaban un límite de capítulos por leer, a veces leía de más porque no podía quedarme con la duda. La idea, aunque ya un poco vieja, de los androides que pueden simular ser humanos hasta un cierto punto, me pareció intrigante desde el inicio del libro. Porque personalmente tengo interés en inteligencia artificial y me parece que la forma en que se aborda este tema en el libro va muy de la mano con los objetivos de la inteligencia artificial, la prueba de Turing, etc.
Una de las cosas más interesantes, a mi punto de vista, fue la caja empática junto con el Mercer. No terminé bien de comprender cómo se supone que funcionaba el compartir tu alegría con otros que pasaban por situaciones complicadas, cómo esto se relacionaba con el hombre subiendo la colina, pero, sobre todo, cómo era posible que recibieran daño físico de las piedras de la grabación si era precisamente eso, una grabación. Creo que podría darle una segunda leída al libro porque probablemente se me escaparon detalles que hicieron que me confundiera. En cuanto a los botones que te permitían inducirte un estado de ánimo desde la alegría inconmensurable hasta la más dura depresión, me pareció un tema muy interesante y me pregunto si alguna vez eso existirá en la realidad. Sería un invento completamente innovador, aunque dejaría sin trabajo a los psicólogos.
Sin embargo, he de admitir que esperaba un final un poco más intenso. Personalmente, el final que Dick le dio a su obra no me gustó porque creo que tenía potencial para más, esperaba alguna lucha con más androides, que él resultara ser un androide al final de todo, que sucediera algo con Rachel Rosen por el asesinato de su oveja, pero no.